Enseñando a tu hijo a seguir las reglas


 

Antes de tener un hijo, puede que te hayas dicho “nunca seré tan autoritario como mis padres”, o hayas asumido que serías la paciencia, la escucha y el cenit encarnados. Sí, pero ahora, tu hijo se convierte de vez en cuando en un pequeño diablillo  y esto te empieza a dar miedo.Es cuando empiezan las prohibiciones: Enseñando a tu hijo a seguir las reglas

Enseñando a tu hijo a seguir las reglas

Comenzó pegando a mamá «por diversión», continuo subiendo y saltando en el sofa. ( El pequeño diablillo ha aparecido)

 

La lista de tonterías, más o menos grande, se ha hecho peligrosamente larga y finalmente te dices a ti mismo que no decir nada y dejar que suceda probablemente no sea la solución adecuada. Sobre todo porque el diablillo que se te resbala de la mano en la acera para ir de repente a «esconderse» entre dos coches, es normal… ¡MUY normal!

 

Hay que saber que un niño necesita límites (1), que algunos son ineludibles (2) y que hay muchas formas de hacérselos saber (3).

Enseñando a tu hijo a seguir las reglas

1- Los niños necesita límites.

 

No, obviamente no es dejándolo hacer lo que quiera durante todo el día que lo harás feliz. deje que su hijo establezca el estado de ánimo en casa y sus nervios tan pronto como salga con él.

 

Porque al acercarse su segundo cumpleaños (Los terrible dos) a tu pequeño, niña o niño, sentirá que le crecen alas. Inculcarle valores y ponerle límites son verdaderos regalos que le haces, obviamente, sus ojos se humedecen de lágrimas, o su vocecita susurrante muchas veces sacará lo mejor de tu compromiso y de tus sermones, pero nunca (o muy rara vez en caso de gran fatiga y porque no se trata de su seguridad (somos humanos)) dejes caer los límites que le fijaste (así como tuyo al mismo tiempo).

 

Un niño es un ser nuevo, inconsciente de los peligros y las reglas de la vida. Enseñarle los límites (y repetírselos una y otra vez) significa permitirle vivir en sociedad y darle seguridad física y psicológica. Esto no es para ponerlo en un molde sino para enseñarle a ser civilizado.

Enseñando a tu hijo a seguir las reglas

Las prohibiciones (en todo caso las que le quieras enseñar a tu hijo), se pueden poner muy pronto pero hay que tener en cuenta que antes de los 2 años no se pueden integrar ciertas reglas si el niño no tiene una mínima autonomía. Esto es, (explicarle que no nos apropiamos de la propiedad ajena -los juguetes del hermano mayor por ejemplo- si aún no ha adquirido la capacidad de andar y no tiene la posibilidad de acceder a los juguetes… ¡Es inútil!).

2- ¿Qué límites?

 

Están los límites ineludibles, las reglas de las que no nos desviamos porque afectan la seguridad y la integridad corporal, pero también a una vida pacífica y normal en sociedad:

 

  •  No corremos en la calle, en la carretera, no soltamos la mano de mamá o papá para cruzar…
  • No toque los enchufes eléctricos, las perillas del horno…
  • No golpeamos al otro (excepto posiblemente en caso de defensa propia).
  • En un sentido amplio, no hacemos a los demás lo que no nos gustaría que te hicieran a ti.

Y están los límites que quieres poner porque, según tú, estos son principios obligatorios para una convivencia pacífica: prestamos y devolvemos juguetes, somos educados con nuestros padres o cualquier adulto (no levantamos los ojos en el cielo, no sacamos la lengua, etc.), no saltamos en el sofá (simplemente se ponen estos limites porque se puede hacer daño, le hace daño y no te gusta. ¡Punto!).

 

Finalmente, tenemos que tener claro que  no se  puede prohibirlo todo

 

3- ¿Cómo enseñarle los límites?

 

Las prohibiciones y las reglas se pueden aprender; y si no le explicas a tu hijo lo que esperas de él, muy pronto se perderá. ¡Así nos comunicamos!

 

Explíquele, en palabras comprensibles para un niño de su edad, qué quieres que haga o qué no quieres que haga, y por qué. «No, correr por la calle sin tomar la mano de mamá es peligroso porque los coches no pueden verte y te atropellan». Y muéstrale a tu hijo que tú también tienes que seguir las reglas y cumplirlas, porque «no, papi no sale desnudo a la calle» o «no mami no compra todo lo que quiere en las tiendas».

 

Enseñando a tu hijo a seguir las reglas

 Párese a su nivel y mírelo a los ojos. Ya sea para regañarlo o explicarle algo importante, no lo hagas entre dos puertas o de espaldas a él.

  •  Si es posible, haz ofertas, negocia. Sólo prohibe cuando la prohibición o la regla no sea discutible a sus ojos. Porque como padres, sabéis lo que es bueno para vuestro hijo y para su seguridad.
  •  Predicar con el ejemplo. ¿Cómo entenderá vuestro pequeño que un adulto que está hablando no puede ser cortado si usted mismo no aplica este principio? Y para dar ejemplo, explica, demuestra, argumenta (pero no demasiado)… y revisa tus conceptos básicos (como el código de circulación, por ejemplo).
  •  Sé firme y decidido: tu hijo te pondrá a prueba sin descanso, solo para ver si las reglas no han cambiado entre ayer y hoy. El tono de tu voz, la intensidad de tu mirada y la inflexibilidad que pongas en repetirle lo mismo serán garantía de un buen aprendizaje, pero también una forma de tranquilizar a tu hijo sobre la estabilidad de los límites.
  •  Repite, una vez, dos a lo sumo, pero advierte que a la tercera es posible una sanción (y habrás determinado cuál y advertido poco de lo que le espera si no obedece). Y si repites (firmemente, como vimos arriba), no entres en el tan frecuente juego de los niños que es el de “discutir”. Terminará aburriéndose u olvidando el propósito mismo de su prohibición y su discusión. •
  • Enojarse: sin convertirse en un torbellino enojado y tormentoso, levante la voz si es necesario. Evidentemente, recurrir sistemáticamente a los gritos y la ira no es una solución. Los niños son tan adaptables que «ya no te escucharán», incluso cuando grites.
  • Castigar: según el nivel de incumplimiento, la edad de tu hijo y lo que hayas planeado en tal caso (y que estés dispuesto a aplicar, legítima y seguramente). En la medida de lo posible, castigar en el acto… no tres horas después de sobrepasar los límites. Finalmente, el castigo debe molestar al niño, no pasarlo por alto.
  • No te sientas culpable, o al menos no en su presencia. Es difícil, a veces intentarlo en el corazón de sus padres, pero es necesario.

 

Tu  hijo lo pondrá a prueba, sin descanso, conscientemente o no. Permaneced firmes, inflexibles, acampados en vuestras posiciones. ¡Y ten en cuenta que es bueno porque amas al pequeño que lo estás educando e inculcando todo esto en él!

 

Enseñando a tu hijo a seguir las reglas

 

 

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